El miércoles 4 de febrero de 2009 Shakira inauguró el primer megacolegio de la Fundación Pies Descalzos en el mundo. Ese día dijo, con esa sonrisa tan famosa en el planeta, que estaba feliz en su entrañable Barranquilla, que llevaba varios años soñando con ese momento, con ese edificio pensado para la comunidad. Es que la educación de calidad, afirmó en esa hermosa tarde costeña, no puede ser un privilegio de pocos. “Nuestros colegios son centros educativos, pero también son centros comunitarios y de desarrollo económico”.
Hoy, dos años después, lo bueno que ocurre dentro del megacolegio también se replica en el corregimiento de La Playa. El sueño de la estrella barranquillera, que aún se desvela por un gajo de corozo, va por buen camino.
En este sector de 21 mil habitantes, al Nororiente de Barranquilla, un ejemplo claro del cambio se observa en los temas que ahora se debaten entre sus habitantes. Antes hablar de violencia intrafamiliar y tolerancia era muy extraño, pero ahora son comunes en las conversaciones de los vecinos, especialmente en las reuniones informales de las madres mientras aguardan a sus niños bajo la sombra de un palito de matarratón en la puerta del colegio.
“A uno los niños le volaban la checa y no sabíamos cómo corregirlos. Éramos agresivas. Pero con lo que hemos aprendido ya no es así”, afirma Melba García, una de las mamás que asiste a los talleres de capacitación que se dictan en la institución educativa.
EL GRAN BOCETO. En una casa detrás del megacolegio, vive Rosibel Menco, una mujer víctima de la violencia. Ella, quien dejó sus mejores recuerdos y una que otra pena en San Onofre, Sucre, donde trabajó como profesora, ahora sueña con ser pintora.
Rosibel está desempleada, dejó el liderazgo como docente en su tierra y ahora es la tesorera de la junta de acción comunal del barrio. Alza la voz y se muestra desencantada por los conflictos internos de su comunidad. ”Estas juntas no duran nada, porque los presidentes quieren imponer sus criterios”.
Señala una calle destapada y reafirma que en La Playa hay muchos problemas. Le preocupa la salud de la gente, la falta de alcantarillado y también el servicio eléctrico. “Pero gracias a Dios y a Shakira”, Pies Descalzos es un tesoro en medio del barro. “Nos ha mejorado un poco el ambiente y nos han regresado las esperanzas”.
La gran obra del megacolegio no solo se ve por su majestuosa infraestructura, la calidad de la educación y los profesionales, el efecto dominó también alcanza para que los padres se ahorren el transporte, las meriendas y almuerzos de los estudiantes.
María Sanjuán, madre de cuatro estudiantes del Pies Descalzo, reafirma los beneficios. Hace cuentas y precisa que antes invertía cada mes $282 mil para que sus hijos asistieran a clases. Su hija mayor, que estudiaba en un colegio privado en el que pagaba mensualmente $40 mil, le daba $5 mil diarios para el transporte y la merienda, mientras que a cada uno de los 3 niños menores les daba $2 mil diarios para el transporte.
“Ahora no tengo que pagar ni un peso, porque el colegio me queda a una cuadra y allá les dan de todo”, asegura María.
MÚSICA y MÁS. A unas cuadras del colegio, encontramos a la familia Contreras Pérez y con orígenes palenqueros. Los tres hijos de la pareja estudian en el megacolegio. Orlando, el mayor, de 12 años, cursa séptimo grado y hace parte de la banda musical de la Casa de la Cultura que suena los fines de semana. El niño está aprendiendo a tocar el saxofón desde que cambió sus tardes de fútbol por las clases de música.
Reina es la mamá, una espigada negra de gafas, que le gustaría aprender a tocar guitarra y espera la apertura de inscripciones. La familia tiene tanta música en la sangre que durante la visita los niños menores jugaban y tocando los tambores.
María Vizcaíno, madre de dos niños y estudiantes de Pies Descalzos desde su apertura, agradece por la alimentación que reciben sus hijos. “El colegio es una bendición no solo en lo económico. No tenemos dinero para ponerlos en un colegio caro. Acá comen bien con merienda y almuerzo”.
Durante las tardes, María también fue al megacolegio, aprendió estética y belleza con instructores del Sena y con las técnicas para hacer masajes corporales y depilación en cera busca empleo.
Las madres con hijos en la institución son el principal espejo de Pies Descalzo en las calles destapadas, con arena y algunas cementadas del sector. Melba García se suma con sus cursos de repostería. Ahora vende postres a los vecinos para los cumpleaños y al colegio. Junto a otras 12 mamás hace parte del programa Creciendo en Amor que a través de charlas y talleres promueve el buen trato y la tolerancia.
MICROEMPRESAS. Mónica Castillo trabaja en la microempresa que financia la fundación Clinton, Asomed. Su oficio es poner marquillas a ropa. Son 20 operarias que trabajan por hora.
José Escorcia, de oficio de carpintero, se muestra orgulloso por la uniformidad de sus dos hijos: un vestido rosado, camisa blanca debajo y medias del mismo color, para las niñas. Los varones, un pantalón de dril caqui y camisa blanca.
Los estudiantes si pudieran vivir y dormir en el megacolegio no lo dudarían. Quieren comerse todo lo que les ofrecen. Es un lugar de permanente aprendizaje y recreación afirman. “Antes había muchos jóvenes sin estudiar en este corregimiento. Gracias al grado de aceleración que es un programa para los más atrasados, muchos jóvenes nos hemos puesto al día y nos encanta venir acá”.
El rector del colegio, Néstor Martínez Muñoz se sorprende del impacto de la obra en la comunidad. Pies Descalzo reúne y convoca la vida del corregimiento. No solo por la jornada académica normal, sino también por su plazoleta que es lugar de actos cívicos, culturales, musicales y deportivos.
En el megacolegio enseñan la Escuela Distrital de Artes y Tradiciones Populares, EDA, en las tardes y noches, mientras que los sábados y domingos es sede de la Casa Cultural de Riomar, en convenio con la Secretaría de Cultura del Distrito.
El comedor escolar es administrado por la Asociación de Madres de La Playa, Asomed. Sus 120 integrantes se capacitaron en el manejo de alimentos, cooperativismo y creación de microempresas.
La cafetería y la miscelánea está en sus manos en una respuesta a su compromiso que ha llegado a ser, además, las proveedoras de los productos como arepas con huevo. Otras 45 madres conforman el grupo de programa de huertas caseras.
MÁS CIFRAS. 1.468 estudiantes matriculados, 54 docentes de planta a cargo del Distrito de Barranquilla, 3 coordinadores y 2 psico-orientadoras conforman la comunidad del megacolegio. Tiene firmado convenios con las universidades Metropolitana, Uninorte San Martín y la Uniatlántico.
En su primera promoción se graduaron 58 bachilleres académicos. En el 2010 se graduaron con grado doble, académico y técnico certificado por el Sena. 35 de los jóvenes se capacitan en el Sena en cursos para tecnólogos en operaciones logísticas, necesarios para el desarrollo portuario de la ciudad.
La tercera promoción se prepara para graduarse este año en comercio internacional y el año entrante será en artes plásticas, música y danza.
El aprendizaje del Inglés se fortalece con el proyecto Playa Bilingüe, que incluye a otros colegios públicos del corregimiento con siete docentes voluntarios de los Estados Unidos.
Fuente: barranquillabierta
lunes, 5 de septiembre de 2011
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