Para Shakira, su 2011 arranca en la Argentina. Más precisamente en Salta, donde se presentará el 1º de marzo en el Estadio Mundialista, antes de desembarcar en Buenos Aires, previo paso por Córdoba (3 de marzo en el Chateau Carreras). En la Capital, será el número central del Personal Pop Festival, que tendrá lugar el sábado 5 en el Estadio Puerto Madero, para el que se ha diseñado una configuración de estadio que incluye 5 mil plateas en altura, con visión privilegiada, sectores preferenciales, catering gourmet, carpas de arte y tecnología y un espacio diseñado para los niños. La gira de Shakira continuará en Punta del Este, Paraguay, Chile, Colombia, Brasil, Bolivia, Perú, Venezuela, México y Costa Rica. En mayo, arrancará el tour europeo, que en principio concluirá el 14 de junio en París (Francia). Las ventas de la gira americana han alcanzado hasta ahora los 300 mil tickets. En Brasil vendió 50 mil entradas y en Chile, 25 mil. En nuestro país se han vendido por ahora unas 30 mil. Ya están agotadas las de los sectores más caros –Diamond ($ 4 mil) y VIP Platinum ($ 2500)–, y sólo quedan para Campo ($ 140), Campo Plus ($ 170) y VIP ($ 600).
Antes de esta etapa, Shakira estuvo, a partir de septiembre del año pasado, en los Estados Unidos, Canadá, España, Francia, Alemania e Italia. Todos los shows fueron un éxito de público, a pesar de que el Sale el Sol Tour tuvo críticas repartidas: muchos medios, de los más exigentes, celebraron el cambio de rumbo que supone el álbum, cuya producción estuvo a cargo de Gustavo Cerati –a quien de hecho está dedicado el tema que le da nombre– y que tuvo un polémico primer corte, Loca, un tema de letra superficial que combina merengue, bachata y rap, con el británico Dizzee Rascal como invitado. A algunos funcionarios del Ayuntamiento de Barcelona no les gustó nada que Shakira apareciera en el clip dentro de una fuente de agua pública sin haber solicitado el permiso correspondiente y mucho menos que anduviera en moto por las calles de la ciudad sin usar casco.
Top secret. Si bien se ha mantenido un estricto silencio en torno al espectáculo que Shakira ofrecerá en Buenos Aires, es probable que no difiera mucho de los que ofreció el año pasado en Europa, donde hubo muchos temas del nuevo álbum, un par de covers –El Nay A’atini Nay, de la libanesa Fayrouz, y Nothing Else Matters, de Metallica–, un interludio con danza flamenca y gitana y un cierre a todo trapo con el hitazo Waka Waka (Esto es Africa) y lluvia de confetti sobre el escenario.
En el repertorio de los shows de inicio de la gira hubo dosis parecidas de temas en español y en inglés, pop electrónico, merengue y reggaetón, además de mucho baile en escena, como es habitual en los conciertos de Shakira, que suele invitar a algunos de sus fans a acompañarla a mover las caderas un tramo del espectáculo. Uno de los momentos fuertes de esos conciertos fue una versión más rockera que la original de Whenever, Wherever, la canción que le abrió a la artista las puertas del mercado anglosajón. También es fuerte el momento de Gordita, su atrevida colaboración con el puertorriqueño Residente, de Calle 13. Entre los pedidos de la estrella figuran: una habitación personal para cambiarse ella, otra para ocho músicos de la banda, otra para los bailarines y una sala de primeros auxilios; frutas como mangos, bananas, frutillas, duraznos, un bol de cerezas; snacks como papa fritas, caramelos, quesos, dos packs de seis botellas de Coca diet, diez botellas de litro de agua Fiji (no agua purificada), que es la misma que solicitaba Luis Miguel, agua caliente, distintas clases de té, dos botellas de Gatorade sabor naranja, miel de calidad y sopas.
El negocio con Live Nation. Todos los conciertos de esta gira son producidos por la compañía Live Nation, encargada también del merchandising, los temas de patrocinio, la promoción digital y los derechos discográficos de la colombiana, luego de la firma de un contrato por diez años que los une desde 2008. Shakira es la primera artista latina del catálogo de músicos de la empresa –que tiene acuerdos con U2, Madonna y el rapero multimillonario Jay-Z–. Según las estimaciones del diario The New York Post y de la agencia de noticias Associated Press, Shakira habría cobrado cerca de 70 millones de dólares por la firma del contrato. Madonna, se dice, habría cobrado bastante más: 120 millones.
Mientras tanto, no abandona sus actividades benéficas: esta semana se anunció que más de medio millón de chicos han recibido ayuda del programa “Una inversión de por vida”, un proyecto conjunto del Banco Mundial y la organización defensora de la niñez Alas, fundada por Shakira. Por ahora, falta una semana para que ella revalide aquí su condición de estrella mundial.
La danza de los millones
Si de cifras se trata, hay que admitir que las que exhibe Shakira realmente impresionan: a lo largo de su carrera, iniciada a mediados de los 90, la cantante colombiana lleva vendidas unas 60 millones de copias de sus discos, acumula siete premios Grammy en sus vitrinas y hace poco se dio a conocer que sus videos en YouTube han superado las mil millones de reproducciones. Una cantidad que asombra. Según la famosa revista de negocios Forbes, Shakira ha ganado ya más de cien millones de dólares desde que inició su carrera artística. El secreto parece ser, simplemente, no dejar pasar una sola oportunidad de hacer negocios. Buenos negocios.
El año pasado, por citar un sólo ejemplo, aprovechó el interés planetario que despertó el Mundial de Fútbol de Sudáfrica y aceptó grabar la canción oficial del evento, Waka Waka (Esto es Africa), que se convirtió muy pronto en el single más vendido en la era digital, con más de 2 millones de descargas por Internet. Embajadora de Unicef y fundadora de las fundaciones Alas y Pies Descalzos, Shakira es también una comprometida activista por la educación de la temprana edad. Ese perfil políticamente correcto ha redundado en un crecimiento exponencial del número de seguidores: tiene unos 4 millones en Twitter y más de 18 millones de fans en Facebook. Muchos de ellos seguramente compraron su frasco de S by Shakira, su propio perfume que lanzó el año pasado, creado a base de resinas como la benzoína, con toques de ámbar, vainilla, maderas frescas y jazmín sambac originario de la India. No se iba a perder la posibilidad de tener su fragancia. En el store de su sitio oficial también hay a la venta remeras, buzos, calendarios y pins con la imagen de la artista, a precios que van de los 5 a los 20 dólares. Sin dudas, una verdadera danza de millones
Antes de esta etapa, Shakira estuvo, a partir de septiembre del año pasado, en los Estados Unidos, Canadá, España, Francia, Alemania e Italia. Todos los shows fueron un éxito de público, a pesar de que el Sale el Sol Tour tuvo críticas repartidas: muchos medios, de los más exigentes, celebraron el cambio de rumbo que supone el álbum, cuya producción estuvo a cargo de Gustavo Cerati –a quien de hecho está dedicado el tema que le da nombre– y que tuvo un polémico primer corte, Loca, un tema de letra superficial que combina merengue, bachata y rap, con el británico Dizzee Rascal como invitado. A algunos funcionarios del Ayuntamiento de Barcelona no les gustó nada que Shakira apareciera en el clip dentro de una fuente de agua pública sin haber solicitado el permiso correspondiente y mucho menos que anduviera en moto por las calles de la ciudad sin usar casco.
Top secret. Si bien se ha mantenido un estricto silencio en torno al espectáculo que Shakira ofrecerá en Buenos Aires, es probable que no difiera mucho de los que ofreció el año pasado en Europa, donde hubo muchos temas del nuevo álbum, un par de covers –El Nay A’atini Nay, de la libanesa Fayrouz, y Nothing Else Matters, de Metallica–, un interludio con danza flamenca y gitana y un cierre a todo trapo con el hitazo Waka Waka (Esto es Africa) y lluvia de confetti sobre el escenario.
En el repertorio de los shows de inicio de la gira hubo dosis parecidas de temas en español y en inglés, pop electrónico, merengue y reggaetón, además de mucho baile en escena, como es habitual en los conciertos de Shakira, que suele invitar a algunos de sus fans a acompañarla a mover las caderas un tramo del espectáculo. Uno de los momentos fuertes de esos conciertos fue una versión más rockera que la original de Whenever, Wherever, la canción que le abrió a la artista las puertas del mercado anglosajón. También es fuerte el momento de Gordita, su atrevida colaboración con el puertorriqueño Residente, de Calle 13. Entre los pedidos de la estrella figuran: una habitación personal para cambiarse ella, otra para ocho músicos de la banda, otra para los bailarines y una sala de primeros auxilios; frutas como mangos, bananas, frutillas, duraznos, un bol de cerezas; snacks como papa fritas, caramelos, quesos, dos packs de seis botellas de Coca diet, diez botellas de litro de agua Fiji (no agua purificada), que es la misma que solicitaba Luis Miguel, agua caliente, distintas clases de té, dos botellas de Gatorade sabor naranja, miel de calidad y sopas.
El negocio con Live Nation. Todos los conciertos de esta gira son producidos por la compañía Live Nation, encargada también del merchandising, los temas de patrocinio, la promoción digital y los derechos discográficos de la colombiana, luego de la firma de un contrato por diez años que los une desde 2008. Shakira es la primera artista latina del catálogo de músicos de la empresa –que tiene acuerdos con U2, Madonna y el rapero multimillonario Jay-Z–. Según las estimaciones del diario The New York Post y de la agencia de noticias Associated Press, Shakira habría cobrado cerca de 70 millones de dólares por la firma del contrato. Madonna, se dice, habría cobrado bastante más: 120 millones.
Mientras tanto, no abandona sus actividades benéficas: esta semana se anunció que más de medio millón de chicos han recibido ayuda del programa “Una inversión de por vida”, un proyecto conjunto del Banco Mundial y la organización defensora de la niñez Alas, fundada por Shakira. Por ahora, falta una semana para que ella revalide aquí su condición de estrella mundial.
La danza de los millones
Si de cifras se trata, hay que admitir que las que exhibe Shakira realmente impresionan: a lo largo de su carrera, iniciada a mediados de los 90, la cantante colombiana lleva vendidas unas 60 millones de copias de sus discos, acumula siete premios Grammy en sus vitrinas y hace poco se dio a conocer que sus videos en YouTube han superado las mil millones de reproducciones. Una cantidad que asombra. Según la famosa revista de negocios Forbes, Shakira ha ganado ya más de cien millones de dólares desde que inició su carrera artística. El secreto parece ser, simplemente, no dejar pasar una sola oportunidad de hacer negocios. Buenos negocios.
El año pasado, por citar un sólo ejemplo, aprovechó el interés planetario que despertó el Mundial de Fútbol de Sudáfrica y aceptó grabar la canción oficial del evento, Waka Waka (Esto es Africa), que se convirtió muy pronto en el single más vendido en la era digital, con más de 2 millones de descargas por Internet. Embajadora de Unicef y fundadora de las fundaciones Alas y Pies Descalzos, Shakira es también una comprometida activista por la educación de la temprana edad. Ese perfil políticamente correcto ha redundado en un crecimiento exponencial del número de seguidores: tiene unos 4 millones en Twitter y más de 18 millones de fans en Facebook. Muchos de ellos seguramente compraron su frasco de S by Shakira, su propio perfume que lanzó el año pasado, creado a base de resinas como la benzoína, con toques de ámbar, vainilla, maderas frescas y jazmín sambac originario de la India. No se iba a perder la posibilidad de tener su fragancia. En el store de su sitio oficial también hay a la venta remeras, buzos, calendarios y pins con la imagen de la artista, a precios que van de los 5 a los 20 dólares. Sin dudas, una verdadera danza de millones
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