La estrella colombiana llega a la cotizada portada de Billboard, reservada solo para los grandes de la industria musical…
Y nosotros reproducimos el texto…
Es un miércoles por la tarde y la mesa de la recepción del estudio de grabación Westlake en Hollywood está llena de snacks: galletas de chocolate, hummus, papitas fritas y una botella de tequila Patrón Silver con una tarjeta que dice “¡Bienvenida una vez más, Shakira!”
Pero Shakira
aún no se da el privilegio de celebrar. Su primer álbum después de
cuatro años, y el primero desde que Milan llego a formar parte de su
vida y la de la estrella de fútbol, Gerard Piqué, en enero de 2013. Será lanzado en menos de tres semanas y aún no está terminado.
Shakira se sienta dentro del estudio, con la espalda
erguida, escuchando las últimas mezclas, tomando notas en un block
amarillo y haciendo ajustes de última hora, bajar voces por aquí, subir
tambores por acá. A pesar de que todo está listo ella sigue repasando
las canciones hasta no encontrar ningún error. Su rubia melena rizada
está recogida en un moño desarreglado debajo de una gorra de cuero
negra. Revela un rostro suave, de piel dorada sin maquillaje que se ve
mucho más joven que sus 37 años, a pesar de la gran presión e intensidad
que envuelven su vida.
La barranquillera ha trabajado en la industria musical desde que
tenía apenas 18 años, momento en que dejó atrás el pop suave que había
venido haciendo desde los 13 para concretar, en 1996, el álbum de su
vida Pies Descalzos. A partir de entonces, ha alcanzado
estrellato global sin precedente alguno. Pero este es un lanzamiento
crucial para Shakira, siendo el primero desde que firmara, en el 2012,
un contrato con Live Nation por aproximadamente $30 millones de
dólares, mismo que tiene al coloso del entretenimiento lanzando los
discos de Shakira en conjunto con Sony, vía RCA y Sony Latin Iberia.
“Han sido dos años y medio de estar escribiendo canciones,
desechándolas, escribiéndolas de nuevo, haciendo ocho versiones de cada
una, teniendo un bebé, participando en The Voice, regresando al
estudio, reconectando con mis canciones” dice Shakira, alternando
tragos de una botella de jugo verde y caramelos Kraft, su vicio para aliviar el estrés. Conforme pasa la tarde los caramelos de su bolsa van desapareciendo.
Jugo verde y dulces. Es una pequeña contradicción, pero es algo con
lo que Shakira se desenvuelve a la perfección. Existe una división entre
sus raíces latinas y su estrellato mainstream, entre su español y su inglés (el cual aprendió en 2001 específicamente para hacer su primer álbum en EU), su sex appeal y
su activismo (la educación es su tema estandarte, ha conocido al
presidente Obama en la Casa Blanca y ha dado pláticas en Harvard y
Oxford). Ahora, se puede añadir una división entre su vida doméstica y
su estrellato. Dentro de tres días, ella volará a Colombia para la
inauguración de una escuela construida por su Fundación Pies Descalzos. Luego, después de dos meses fuera, regresará a Barcelona, España, donde vive con Piqué.
“A veces me gustaría quedarme en casa con Gerard y Milan” dice. “Por
mucho tiempo quise tener lo que ahora tengo, esta familia, entonces es
lógico que ahora me sienta dividida. Una parte de mí, bueno, toda yo,
quiere estar con ellos todo el tiempo y ser una mujer de familia. Pero
hay otra parte de mí que todavía quiere hacer música y que sigue
entusiasmada por el éxito, no lo niego. Sé que a veces suena inmoral
admitir que te gusta el éxito, pero me gusta, realmente me gusta.
Cambiando canales
En el mundo del pop, en el cual un artista no puede asumir que su
audiencia va a estar para siempre, Shakira está en búsqueda de nuevos
fans, al mismo tiempo que intenta mantenerse fiel a su seguidores
latinos que han estado con ella durante tantos años.
En noviembre de 2012, mientras estaba embarazada, empezó a filmar la primera temporada como coach del programa The Voice
de NBC. Regresó para la temporada actual (en los primeros dos capítulos
tuvieron una audiencia de 15.7 millones de televidentes) y el
lanzamiento de su disco esta planeado para unas semanas antes de que The Voice se vuelva un show en vivo. También, en un esfuerzo por conectar con una audiencia más joven, hizo equipo con Rihanna para su primer sencillo Can’t Remember to forget you, la cual alcanzó el no. 15 en el ranking de Billboard Hot 100 y sobrepasó los 180 millones de vistas en Youtube,
lo cual es impresionante. Shakira también se ha encargado de conquistar
a las audiencias gracias a un dueto que hizo con su compañero en The Voice, Blake Shelton.
Shakira sale del estudio (cerrando la puerta detrás de ella para que
la música no la distraiga) para hablarnos todo esto. Mientras
conversamos, nos encontramos cara a cara con la mesa de snacks. Las galletas y el tequila no llaman mucho la atención, pero el hummus y las papas fritas parecen ser un éxito.
Su mano se mueve por el aire. El peso que había subido en el embarazo
desapareció por completo. La blusa de cuadros azul y rojo le queda como
ni mandada a hacer acompañada de unos jeans rasgados grises. Nos cuenta
que este es el resultado de una rutina de entrenamiento de siete días a
la semana que alterna diferentes tipos de deportes (basquetbol, boxeo,
tenis) todos los días.
“El gimnasio es demasiado exigente para alguien que ya tiene tantas
exigencias”. Nos platica encogiéndose de hombros. “Prefiero hacer algo
divertido, y los deportes me entretienen más que el gimnasio. El tenis
me encanta. Me la paso una hora moviéndome y concentrada en la pelotita
amarilla, lo uso como terapia.”
Pero no ha habido tiempo para el tenis, desde que empezaron a grabar The Voice, eso la pone nerviosa, pues no quiere dejar de estar en forma.
Este es el lado no tan glamoroso de ser una estrella del pop: el
trabajo constante y entrenamientos continuos sólo se intensifican con el
tiempo.
“Lo que me ayudó a afrontar la situación de superestrella y mama, es
que hemos tenido que simplificar el proceso”, nos cuenta finalmente
probando el hummus (sin antes agregarle un poco más de aceite de oliva)
“Podría tomarme mi tiempo y tardarme una eternidad en el estudio y
quedarme hasta tarde, pero tener un bebé y una familia me obliga a
volver a casa pronto.” Es por eso que, por primera vez, Shak no ha
escrito o co-escrito todas las letras de sus nuevas canciones. En esta
ocasión recibe ayuda de profesionales que también han colaborado con Pitbull, Chris Brown y Britney Spears.
“Tal vez me he relajado un poco, sin embargo sigo completamente
involucrada en la producción de cada una de las canciones, pero también…
¡Ay!” se interrumpe a sí misma “¡Vinieron a visitarme! Ay, gordo, mi
amor!”
Y con “gordo” se refiere a Milan, una criaturita llena de energía,
con cachetes gorditos, ojos obscuros y el cabello despeinado. Luce
adorable con esos jeans y con una playerita de cuadros azul con
amarillo.
Shakira se levanta de su silla y lo carga, lo huele por un segundo
antes de que él la empuje para atrás para verla. Shakira se ríe del
gusto. Y por un momento la superestrella mundial, se desvanece.
“Papá quería hablar contigo por face-chat“, le dice Shak con
entusiasmo, metiendo un rizo detrás de la oreja en un intento de
parecer más presentable. Hay una diferencia de tiempo de nueve horas de
aquí a España, y Piqué, que se entrena todos los días, esta
profundamente dormido, pero se despierta de inmediato cuando escucha la
voz de Shakira y Milán. Confundido Milán, no puede comprender por qué
papá está aquí, pero al mismo tiempo no. En seguida, se aleja y rodea el
cuarto en busca de nuevas aventuras.
“Lo único que le gusta ver en televisión es a su papa jugar futbol” Nos cuenta Shakira.
Gerard, Gerard, Gerard. El nombre se escucha seguido, de forma espontánea.
Shakira está orgullosa de él, sin pudor. Mamá e hijo van al estadio
en Barcelona a ver jugar al defensa. Shakira pasa del sufrimiento a
gritar de entusiasmo en un segundo.
“Jugaron ayer contra el Manchester City, y anotó un gol, te
lo juro, mi corazón se paró,” nos confiesa. “Pero anularon su gol, cosa
que fue completamente injusta. Estaba esperando que me dedicará el
gol.”
Piqué siempre le dedica sus goles a Shakira, cruzando los brazos
sobre su pecho y haciendo el símbolo de paz con las manos, los dos dedos
extendidos simboliza el cumpleaños que, curiosamente, comparten (2 de
febrero). “Así es como me conquistó”, recuerda “En el mundial pasado, me
decía: si anoto gol, te lo voy a dedicar a ti, pero ahí todavía no
salíamos.”
Eso fue en el 2010, cuando Shakira grabó Waka Waka (This time for Africa) cuando
Piqué tenía apenas 23 años, 10 años menor que ella. Y “23″ es la
primera canción que Shakira toca esta tarde, una hermosa melodía
acompañada de una guitarra, la cual fue escrita para Piqué. “Hey, ¿acaso
crees en el destino?”, Pregunta en el coro de la canción, “Porque yo
sí, así como lo hice cuando tenías 23.”
La canción termina con una pequeña risita de Milan quien entro al
estudio al momento que se grababa la canción. Este es uno de los muchos
detalles en este nuevo álbum, el cual incluye también una canción para
Milan y otra en catalán dedicada a Piqué. Con eso nos damos cuenta de
que esta hecha la Shakira de hoy.
Fuente: eonline
lunes, 10 de marzo de 2014
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