El hijo de Shakira y Piqué, un bebé con gol y premio musical

Milan Piqué Mebarak no solo es uno de los bebés más mediáticos del mundo con sus escasos tres días de vida, sino también el afortunado hijo de una pareja exitosa. Así lo demostraron ayer jueves sus famosos padres: mientras Shakira era nombrada en su ausencia la mejor artista internacional en lengua española en los premios 40 Principales, donde su amigo Alejandro Sanz fue el gran triunfador, en el caso de Gerard Piqué fue el campo de fútbol del Málaga donde solo pudo pensar en su primogénito después de marcar su primer gol como padre.
Aunque ayer era la primera vez que el futbolista blaugrana abandonaba la clínica Teknon de Barcelona para volver al trabajo, el viaje a Málaga para enfrentarse al equipo local valió la pena. Piqué no solo fue uno de los cuatro nombres que anotó un tanto en el marcador final (2-4), sino que pudo celebrar en su terreno su dulce momento personal, como demostró al imitar con su mano la forma de un chupete para festejar el gol.
"¡Muy feliz por la victoria y la clasificación! ¡Feliz de conseguir mi primer gol! ¡Y el primer gol de Milan!", tuiteó Piqué después del partido.
Además de la clasificación en las semifinales de la Copa del Rey, algunos de los compañeros de equipo de Piqué destacaron también el segundo tanto de la noche, dedicado al pequeño Milan.
"A 'Papá Piqué' le sentó bien ser padre, marcó y le dedicó el gol al pequeño Milan", publicó en su perfil de Twitter Pedro, su compañero de equipo.
Por otro lado, también en la red social la pareja ha seguido recordando la campaña solidaria en la que colabora para Unicef y para la que Shakira y Piqué se desnudaron parcialmente en unas fotografías días antes de tener con ellos a Milan. Con ello, la pareja quiere "compartir su sueño" con todas las parejas en su misma situación, y contribuir a que se reduzca la mortalidad infantil.
"Cada pareja que está esperando un bebé comparte, al igual que nosotros, los mismos sueños y esperanzas para sus hijos", recordaba Shakira en su Twitter.

Fuente: El Economista