Lejos de calmar las aguas, la ‘waka-foto’ no ha hecho sino avivar el interés de los ‘papparazzi’ por la pareja del momento. Hay quien incluso ha puesto precio a la primera imagen de la pareja junta, y ayer nos enterábamos incluso de que ya se habían pedido 2 millones de dólares por ella.
Y es que aunque ya se ha confirmado su relación, -sus amigos hablan con absoluta normalidad de ella, y la dan por hecha- Shakira y Piqué siguen manteniendo con la mayor discreción posible su romance y hasta el momento han cuidado al máximo detalle todas sus ‘waka-citas’.
No obstante, cada vez son más habituales los encuentros de la pareja en diversos restaurantes de la ciudad condal –nuevo hogar de la colombiana-. Sin ir más lejos, el pasado fin de semana, la cantante disfrutó de una agradable velada en compañía de su amado que se alargaría hasta altas horas de la madrugada.
Según nos relata hoy la revista ‘Lecturas’, la noche del sábado, la cantante acudió junto a su hermano y unos amigos a la marisquería ‘Salamanca’, situada en la playa de la Barceloneta. Hasta allí se desplazaría horas después Piqué, que esa noche había jugado en Gijón con su equipo.
El futbolista no quiso dejar de ver a su amada, de manera que en cuanto aterrizó en el aeropuerto de la ciudad condal, se desplazó a este restaurante para unirse a una velada de miradas cómplices y gestos cariñosos que se alargaría hasta las cinco de la madrugada. Durante la cena, la pareja se mostró al parecer ‘de lo más enamorada y simpática’, y aunque hubo un momento de tensión con la fotógrafa del restaurante, todo transcurrió con absoluta normalidad.
Jugando al despiste
Y es que aunque ya se ha confirmado su relación, -sus amigos hablan con absoluta normalidad de ella, y la dan por hecha- Shakira y Piqué siguen manteniendo con la mayor discreción posible su romance y hasta el momento han cuidado al máximo detalle todas sus ‘waka-citas’.
No obstante, cada vez son más habituales los encuentros de la pareja en diversos restaurantes de la ciudad condal –nuevo hogar de la colombiana-. Sin ir más lejos, el pasado fin de semana, la cantante disfrutó de una agradable velada en compañía de su amado que se alargaría hasta altas horas de la madrugada.
Según nos relata hoy la revista ‘Lecturas’, la noche del sábado, la cantante acudió junto a su hermano y unos amigos a la marisquería ‘Salamanca’, situada en la playa de la Barceloneta. Hasta allí se desplazaría horas después Piqué, que esa noche había jugado en Gijón con su equipo.
El futbolista no quiso dejar de ver a su amada, de manera que en cuanto aterrizó en el aeropuerto de la ciudad condal, se desplazó a este restaurante para unirse a una velada de miradas cómplices y gestos cariñosos que se alargaría hasta las cinco de la madrugada. Durante la cena, la pareja se mostró al parecer ‘de lo más enamorada y simpática’, y aunque hubo un momento de tensión con la fotógrafa del restaurante, todo transcurrió con absoluta normalidad.
Jugando al despiste
Tras una larga sobremesa, la pareja y sus amigos abandonaron el local, eso sí, con la discreción de la que han hecho alarde hasta ahora, y cada uno por su lado. Es de suponer que el jugador blaugrana se dirigiría a su ático de la calle Muntaner, y la colombiana haría lo propio hacia su nueva casa, la que ha alquilado a David Meca.
Con todo, hay quien afirma que la intérprete del ‘Waka-waka’ no pasa demasiado tiempo en esta lujosa villa, y que son muchas las noches que pasa en el piso del jugador. Quien sabe si para aprovechar el poco tiempo que les queda juntos antes de que la cantante de Barranquilla se marche ‘a hacer las Ámericas’ el próximo 1 de marzo, fecha en la que da comienzo su gira, con la que se estrenará en Argentina. Una gira que se alargará hasta finales del mes de mayo y que pondrá a prueba el amor de la colombiana y el catalán.
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